La velocidad con la que se suceden los cambios en el mercado, las pautas de consumo, la tecnología o la sociedad en general, han modificado de forma sustancial la manera de diseñar e implementar la Estrategia de las empresas.
El tiempo es un recurso limitado que, especialmente en tiempos de crisis, se invierte prioritariamente en aspectos de carácter urgente y de efecto cortoplacista.
Sin embargo, la competitividad sostenible de las empresas, es decir, la que se da en el medio y largo plazo, no podemos dejarla únicamente en manos de terceros o del propio azar.
Por eso, en este contexto, queremos reflexionar sobre una cuestión que parece inevitable:
¿Ha perdido sentido, importancia o aplicabilidad trabajar la Estrategia?
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